mardi 17 avril 2007

Cambalache

Tango
Letra y Música: Enrique Santos Discepolo



Que el mundo fue y será una porquería
ya lo sé...
(¡En el quinientos seis
y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé...
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos...

¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!...

¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y "La Mignón",
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia
contra un calefón...

¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
nos vamo a encontrar!
¡No pienses más,
sentate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley...

1 commentaire:

  1. Escuchando la 2x4 sobrevuelo el océano oscuro en mitad de la noche y vuelvo a la penumbra del pasado en la que brilla la noche
    y los susurros resuenan como pisadas sobre los adoquines del alma atormentada por lo que no tuve, lo que no supe ver, por lo que perdí,
    por aquello que no te dí,
    por todo lo que se evaporó como las lágrimas
    sobre la piel de las ardientes mejillas.
    Esta noche vuelve el espíritu del yo que fui, del que pude ser y se quedó dentro de mí muy dentro para no salir más para que nadie le vea ni analice, para que el mundo no sepa a dónde se fue mi mundo y en qué playa varó. Tan sólo entre las sombras me despierta un tango y hace brotar del negro abismo los colores del tiempo en que viví sin saber que lo hacía y se fue como las horas y los días. El suave fuelle del viejo bandoneón avienta en cada tango la hojarasca del ayer en mi corazón marchito. Solo ante el espejo electrónico de quince pulgadas apuro cada trago de tango mientras me imagino bailando torpe y penitente evitando la tenue luz de las farolas en una vieja calle de la Ciudad Infinita que me atrapó para siempre condenado en su laberinto. Hoy reencuentro el pasado en las calles sin fin de la red de redes y adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos me llaman, en cada esquina un recuerdo, en el zaguán un hasta mañana y tras la ventana una ilusión. Al desconectar el ordenador dejaré el suave murmullo sonar en mi corazón hasta que me duerma. Hasta mañana 2x4 gracias por hacerme revivir aunque duela como todo lo que es bello y es de verdad.

    Carlos Pardo

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